Si próximamente vas a visitar Salamanca, debes saber el significado del término charro, el gentilicio de todos los habitantes de la provincia. A simple vista, puede parecer algo banal, pero este término salmantino tiene una transcendencia y un significado muy interesantes. ¡Vamos a verlo!
Charro y charra
La Real Academia Española, define el término charro como sinónimo de salmantino:
Charro, rra. Del vasco txar ‘defectuoso’, ‘débil’.
1. adj. Aldeano de Salamanca, y especialmente de la región que comprende Alba, Vitigudino, Ciudad Rodrigo y Ledesma.
2. adj. Perteneciente o relativo a las aldeas de Salamanca o a los charros. Traje charro. Habla charra.
RAE
El gentilicio Charro: origen y significado
En la provincia de Salamanca, este gentilicio se erige como un símbolo de tradición arraigada y un orgullo profundo. Este término no solo se refiere a los habitantes de la ciudad de Salamanca, sino que, en la actualidad, se extiende a toda la provincia, creando una conexión especial entre sus residentes y su historia.
El origen del término «charro» no está del todo claro. Existen varias teorías.
- El término proviene de las lenguas prerromanas de la Península Ibérica y su uso continuó con el latín y después en las lenguas preromances (como el leonés).
- La palabra «charro» tiene sus raíces en el latín vulgar «caharraeus«, que se refería a los habitantes de la ciudad de Salamanca durante la Edad Media.
- La versión más extendida y acertada es que el término «charro» deriva de la palabra vasca “txar” que significa vulgar, común, defectuoso. Algunos etimólogos respaldan esta hipótesis y aseguran que debió surgir de algunos estudiantes vascos que estaban en la Universidad de Salamanca, y comenzaron a denominar así a los lugareños hasta popularizar el término.
Si aceptamos esta tercera teoría, afirmamos que, en sus inicios, el gentilicio charro hizo referencia a una persona bruta y tosca, perfecto para definir al hombre del campo salmantino o campo charro. A lo largo del tiempo, este término ha evolucionado para abarcar a todos los salmantinos y ha llegado a simbolizar el espíritu y la idiosincrasia de la región.
Ser un «charro» no es solo una cuestión de ubicación geográfica, sino una identidad que abraza la historia, las costumbres y las tradiciones de la provincia.
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El traje charro
El traje es otra expresión tangible de esta identidad. Haciendo alusión a las teorías del origen del término, estas coinciden en que el traje típico salmantino fue el utilizado por la gente de campo, en su mayoría jinetes, que nada tenían que ver con los estándares de la clase media-alta del siglo XVIII.
Muchos de estos jinetes salmantinos emigraron a Méjico y exportaron el oficio que hoy en día se conoce como charrería mexicana, todo un arte “made in Salamanca” que sigue muy presente en el ADN del país americano.
Sin embargo, el traje evolucionó hasta convertirse en el traje tradicional de la provincia, una vestimenta caracterizada por su elegancia y la riqueza de sus detalles gracias a sus maravillosos bordados.
Al igual que el gentilicio, portar el traje charro no es llevar solo una vestimenta cualquiera, es portar un símbolo de orgullo y devoción hacia todo nuestro pasado que ha moldeado nuestra historia.
¿Qué caracteriza la cultura «charra»?
Podemos definirnos con tres características, todas ellas muy salmantinas:
1.El gusto por las tradiciones
Son muchas las festividades y celebraciones, tanto religiosas como populares, en las que nos vestimos de charros. Muchas de ellas son celebradas en la Plaza Mayor de Salamanca convirtiéndola en un templo de tradiciones y ambiente festivo.
2. La gastronomía charra
Es otro de los grandes pilares de nuestra cultura. Platos como el hornazo y el farinato son manjares que cuentan la historia de nuestra tierra charra.
3. El habla y la literatura
El habla salmantina, con su cadencia y expresiones peculiares, refleja la riqueza lingüística de la región, un elemento más de nuestra identidad cultural.
También, muchas han sido las grandes figuras salmantinas que se han hecho un hueco en la historia de nuestro país, desde los versos de Francisco de la Torre hasta las obras de Miguel de Unamuno, vemos una lengua y una literatura charras que son vehículos de transmisión de la historia.
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